Desde niños aprendemos que la mejor estación del año es la primavera, por el clima templado, los árboles en flor, las mariposas, los pájaros revoloteando y sobre todo, la época ideal para enamorarse. Sin embargo, para un alérgico el picnic del 21 de septiembre puede llegar a ser insoportable.
Seguramente usted conocerá a alguien que durante esta época tiene verdaderos ataques de estornudos, obstrucción nasal y secreción clara y abundante por padecer de alergia polínica. Así también hay algunos pacientes asmáticos que presentan sus crisis de asma bronquial durante la primavera y el verano; generalmente son niños mayores, adolescentes y adultos.
Las diminutas células masculinas con forma de huevo, llamadas pólenes que proviene de las plantas en flor, incluyendo los árboles, las gramíneas y las malezas, son la causa más común de rinitis alérgica estacional, a veces conocida como “la fiebre del heno”.
Los síntomas a nivel nasal se caracterizan por: picazón en nariz, garganta y a veces en oídos, lagrimeo, picazón de ojos, muchos estornudos, sobre todo a la mañana o cuando cambia la temperatura, secreción nasal transparente –cae como agua, obligando a usar varios pañuelos, congestión nasal y sensación de nariz tapada.
El polen de la gramínea común, el césped de nuestros jardines, es muy alergizante y, como es sumamente liviano, el viento lo traslada lejos; lo mismo ocurre con el polen de muchos árboles –el tala, por ejemplo en el centro y norte de nuestro país- y, en realidad, cada región tiene sus plantas capaces de sensibilizar.
Es importante saber que el polen de las flores de jardín, naturalmente hermosas, no sensibilizan. La reproducción de estas plantas se hace a través de insectos. En cambio, las plantas con flores poco atractivas, sin color y sin olor, se reproducen por un polen más abundante, mucho más liviano, transportable por el viento a largas distancias.
Por eso no es útil eliminar plantas del jardín indiscriminadamente. Además, en el caso de los pastos, el polen que no venga del propio jardín vendrá desde kilómetros y kilómetros de distancia.
Para prevenir la rinitis alérgica en la estación del polen, y reducir sus efectos sugerimos:
- Mantener las ventanas cerradas durante la noche.
- Reducir al mínimo las actividades al aire libre temprano en la mañana, entre las 5 y las 10 de la mañana, cuando el polen es más abundante.
- Mantener las ventanillas del automóvil cerradas cuando viaja.
- Tomar los medicamentos recetados por su médico.
- No rastrillar hojas, ni cortar el césped durante la estación del polen.
- No tender la ropa de cama o la ropa afuera para que se seque.
- Reducir la cantidad de plantas dentro de su casa.
Sin embargo, cuando se torna difícil impedir el contacto o no se encuentra una salida favorable para revertir el problema, es importante no acostumbrarse a los síntomas molestos, lo mejor es visitar al especialista para encontrar un tratamiento adecuado porque, aunque no es curable, los síntomas son controlables y es posible mejorar la calidad de vida.
Dra. Verónica Acosta
Especialista en Pediatría
Especialista en alergia e inmunología