Hay muchos elementos a evaluar para determinar si el proceso de lactancia materna está cursando adecuadamente
- Un bebé hidratado, que moje pañales con orinas claras (pálidas) (las primeras 24 horas 1 a 2 pañales, a partir del 3er día por lo menos 5 pañales diarios aproximadamente).
- Un agarre al pecho no doloroso y una succión vigorosa y sostenida.
- Pecho más blando (vaciado) luego de las tomas.
- Que evacúe a diario durante las primeras 3 semanas de vida y que las heces tengan características esperadas según su edad (meconio: heces oscuras 48 horas, verdosas o de transición hasta la 1era semana y luego líquidas con o sin grumos de color amarillo mostaza luego de la «bajada de la leche» entre el día10 y 14)
- Que esté activo durante su vigilia y que se muestre tranquilo luego de una toma (se relaja, abre sus manitos, se queda dormido o suelta espontáneamente el pecho)
Durante la primera semana de vida puede haber una pérdida de peso fisiológica de hasta un 10% del peso al nacer que se recuperará si se mantiene lactancia a libre demanda diurna y nocturna, buen agarre al pecho y postura adecuada para amamantar, lo cual permite una estimulación correcta del pecho y una producción que se ajuste a las necesidades del bebé.
El aumento de peso de un recién nacido debe ser evaluado en el contexto de muchos factores como antecedentes prenatales, edad gestacional, peso al nacer, genética, respeto al apego oportuno y alojamiento conjunto en sus primeras horas de vida, instauración inicial de la lactancia, condiciones de salud…
Además la ganancia de peso no es lineal ni exacta, por eso es importante tomarse tiempo para observar su comportamiento (siempre que el bebé esté en buenas condiciones de salud) no vale la pena hacer mediciones muy frecuentes pues puede al no ver grandes cambios, el único resultado sea el de mermar la confianza de la madre en su lactancia.
¡Consulta a tu pediatra siempre!
Por la Dra. Andrea Gajo Gane
Jefa de Infectología del Hospital Pediátrico Juan Pablo II